Openbanking, el camino hacia el futuro de la banca

Openbanking, el camino hacia el futuro de la banca

Si hay un movimiento que sin duda está revolucionando el sector bancario actual, ese es el Openbanking pero, ¿qué es exactamente? ¿Por qué surge esta nueva forma de entender la banca como un ecosistema abierto?

El Openbanking o Banca Abierta, impulsado por la regulación europea PSD2 (Payment Services Directive) consiste en la apertura de la información de los bancos a terceros, siempre que el cliente lo autorice, a través de APIs que proporcionen la seguridad y facilidad adecuada en la transmisión de estos datos. Esto abre numerosas posibilidades a la innovación y la personalización de los servicios financieros, así como a la oferta de otro tipo de productos (suministros, seguros, etc.) basándose en los datos del cliente, lo que gasta y en qué lo gasta. Esto permite saber si existen mejores alternativas para ofrecer productos más baratos o con un valor mayor.

Un poco de contexto: ¿qué es la PSD2?

Para aquellos que aún no estéis muy familiarizados (aunque sé que otros no habréis parado de oír hablar del tema en los últimos años), podemos hacer un breve resumen. La PSD2 es la normativa europea que regula los servicios de pago y que en este caso introduce cambios principalmente sobre dos áreas:

  • La banca abierta u Open Banking, obligando a los bancos a abrir sus APIs y fomentando la creación de nuevas figuras como los agregadores de cuentas o los iniciadores de pagos.
  • La seguridad de los pagos digitales, tanto físicos como online, estableciendo nuevas condiciones y reforzando los procesos de autenticación de usuarios (SCA –Strong Customer Authentication-).

Openbanking, una visión Customer Centric

Es importante entender que el principal objetivo de la banca abierta es colocar al cliente en el centro y ofrecerle los mejores servicios posibles. Esto se traduce en una mayor competencia, pues cada cliente puede contar con varios proveedores de servicios en torno a sus movimientos bancarios que pueden hacerle mejores ofertas sobre aquello que tenga contratado, además de ofrecerle servicios extra con los que no contara hasta el momento.

Estos servicios pueden ser desde ofertas personalizadas hasta la agilización de las condiciones para conceder préstamos e hipotecas (con una menor necesidad supervisión por parte del personal, lo que disminuye los costes de solicitudes de información para las entidades). También puede ampliarse la gama de productos a contratar, así como incrementar la seguridad de la información y las transacciones e incluso unificar y ampliar los medios de pago disponibles.

 Respecto a este último punto, cuando un banco se abre a terceros y permite una integración más sencilla con sus APIs, hace que sea mucho más fácil la integración de terceras partes. Por tanto, se incentivan los acuerdos con una mayor variedad de métodos de pago (como puedan ser los ewallets de Apple Pay o Google Pay, por poner un ejemplo).

Los principales retos en el desarrollo de la banca abierta

Aunque las bases o pilares del Open Banking estén establecidos por la normativa, lo cierto es que quedan algunas dudas y retos a resolver al llevar este concepto a la práctica.

Qué información compartir

Lo primero que debe aclararse es qué tipo de información se puede exponer, de cara a mantener la seguridad y la privacidad del cliente. Tal vez éste quiera compartir los movimientos de una de sus cuentas pero no de todas, o compartir la información pero por supuesto no sus datos de acceso para operar. Todo esto requiere del establecimiento de límites y el diseño de APIs y sistemas muy precisos.

Cuáles son las condiciones

También habrá que definir en qué condiciones de seguridad u operativas pueden acceder los terceros a la información autorizada por el cliente y qué condiciones deben cumplir estos terceros para regularse.

Además, debe quedar claro cuál es el compromiso de estos terceros al acceder a la información (uso, responsabilidad, etc.). Por ejemplo, en caso de una fuga de información, deberá de conocerse quién es el responsable, cómo se trazará para llegar al origen de la fuga, etc. Además, cuando una persona autorice el acceso a sus datos probablemente lo haga para un uso u objetivo concretos que deberían de cumplirse por parte del tercero que accede a esa información.

Cómo mantener la sostenibilidad de las entidades

Una de las preocupaciones lógicas de la banca ante estos cambios y nuevas exigencias es la sostenibilidad a nivel financiero. El desarrollo y mantenimiento de APIs con el adecuado nivel de seguridad y simplicidad supone un gran coste para las entidades, por lo que se deben buscar modelos en los que esta apertura y este nuevo ecosistema supongan un incremento de la actividad para compensar los costes.

Qué terceras partes pueden intervenir

Por último, y como adelantábamos en el punto anterior, deberá establecerse qué empresas Fintech pueden regularse para acceder a esta información, qué tipo de ofertas pueden plantear, a cambio de qué y qué condiciones y requisitos deben cumplir.

En este punto, la polémica está servida entre las Fintech, las grandes tecnológicas (GAFA) y las entidades tradicionales. Desde el mismo Wall Street, las presiones para limitar la entrada de estas nuevas compañías al negocio financiero son continuas exigiendo que, en caso de que lo hagan, se les haga cumplir las mismas normativas y requisitos que deben cumplir los bancos.

banca

¿Por qué quedarse en la banca?

Una idea que siempre me surge al poner la vista en este tema y en la necesidad de compartir los datos es si este tipo de regulaciones deberían limitarse tan solo al sector bancario, que queda así en desventaja ante otros sectores. Por ejemplo, las compañías telefónicas no tienen esta obligación de compartir los datos y ni siquiera cumplen con los mandatos básicos de la protección de datos al no permitir, en sus asediantes llamadas telefónicas, darse de baja de sus comunicaciones. Tampoco es posible para el cliente decidir qué datos quiere que se compartan o se expongan a terceros. Por tanto, quizás esta tendencia a la apertura y la capacidad de decisión del consumidor debería de extenderse a otras áreas, pues hay muchas posibilidades de mejora si realmente el objetivo es colocar al cliente como centro.

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